sábado, 12 de junio de 2010

Viajes: Nuestros Caminos de Santiago

Hubo un tiempo en el que la gente, nobles y pobres, necesitaba creer. En ese tiempo, hubo un rey que partió desde Oviedo siguiendo las indicaciones de un pastor que aseguraba haber divisado unas luces que correspondían con el lugar en el que podrían encontrar los restos de un hombre santo. El rey y su séquito hicieron un trayecto de 300 de los que ahora llamamos kilómetros hasta encontrar el sitio sagrado que hoy conocemos como Santiago de Compostela. El camino Primitivo fue nuestro primer Camino. Parte desde esa pequeña ciudad que describió Woody Allen (¿?) como "de cuento" para atravesar una Asturias mágica. Una tierra sembrada de bosques de helechos y de gente dura y encantadora a la vez. No puedo describir cómo te sientes con la neblina del amanecer envolviéndote mientras subes los puertos asturianos: hay que vivirlo.

A lo largo de tus pasos, elijas el Camino que elijas, conoces gentes, culturas (incluída la gastronómica, que también es importante); pero, lo que lo convierte en una experiencia única es que también te conoces a ti mismo. Una advertencia: engancha, de verdad, créelo; cuando llevas todos los kilos de tu mochila sobre los hombros (los peores son los 3 primeros días) no te lo crees, pero es así. Recomendamos no hacerlo en año Xacobeo a no ser que lo hagas por motivos estrictamente religiosos y quieras pecar (se te perdona todo, ¿no es así?). La masificación y el ambiente del Camino no tiene nada que ver en esas fechas.



Algunos consejos generales para peregrinos:



1)No llevéis nada "por si acaso"; para eso están las tarjetas de crédito.


2)Llevad muy machacadas vuestras botas y que éstas sean impermeables. ¡Y no os cosáis las ampollas por favor!

3)Puede ser útil llevar una funda para la almohada y tapones para los oídos.


4)Disfrutad, planead vuestro Camino de forma objetiva: ¿4 semanas enteras caminando 8h todos los días?...



En la primera foto, os mostramos sólo un pequeño retazo de ese viaje que nos marcó para siempre. Si hay que elegir uno de todos los Caminos (hay tantos como caminantes), yo os diría que hagáis el Pimitivo. Eso sí, entrenad: es duro. Decepciona un poco al llegar a Galicia ya que vas dejando atrás el verde que inunda los senderos y los horreos son más pequeños y no se visten con hortensias. Necesitáis ir muy bien documentados, pues es importante saber los servicios con los que cuenta cada final de etapa: en muchos lugares no encontraréis ni tienda, ni bar ni nada parecido donde conseguir comida, así que deberéis comprarla a lo largo de la etapa y cargar con ella. Otro consejo: madrugad, los "albergues" son pequeñitos y puede que no encontréis sitio si llegáis tarde. Siento no poder describirlo mejor.

La segunda foto corresponde a una bonita etapa de nuestro segundo Camino. En esta ocasión, comenzamos en Tui, el primer pueblo español del camino Portugués. Está a 100km de Santiago, que es el mínimo para conseguir la compostela. Éste es más accesible, por lo que hay más gente en todas las etapas y albergues. Ves playa, lo que resulta agradable, y las etapas son más bien cortas. Tenemos un recuerdo amargo en esta ocasión ya que coincidió con aquel año nefasto en el que ardió Galicia de modo que tuvimos que sofocar algunas brasas y cubrirnos en más de una etapa con pañuelos mientras hojas chamuscadas planeaban desde el cielo... Nosotros estábamos de vacaciones, pero había gente que no sabía si iba a poder regresar a sus hogares. ¡NUNCA MAIS!









El tercer Camino en realidad es de la parte deportista del blog, quien fue en bicicleta desde San Sebastián hasta Santiago. Impresionante el camino del Norte que discurre por toda la costa cantábrica. Id preparados para la lluvia... ¡y alguna noche de chacolí o sidra o albariño!






Y llega el cuarto y último por el momento. Este diciembre nos decidimos a caminar uno de los Caminos que atraviesan nuestra tierra y anduvimos desde Somport hasta Pamplona. Preciosas las etapas que descienden por el Pirineo, que estaba cubierto de nieve. Impresionante verlo hacerse cada vez más pequeño, las cumbres como barcos emergiendo de la niebla. Descubrimos pueblos tan escondidos que no los ves hasta que no estás dentro: un cariñoso saludo a todos los habitantes de Larrés (¡SONRÍE!) y a la gente del albergue de Ruesta. Cuando llegas a Navarra, y que me perdonen nuestros vecinos, que tienen lugares preciosos de los que ya hablaremos en otra ocasión, el paisaje empieza a ser monótono y pesa en el caminante. Es una lástima que en Aragón haya un precio prefijado para los albergues y no funcione casi ninguno por "la voluntad" como ocurre, por ejemplo, en Asturias; aunque hay que agradecer a los amables hospitaleros que los mantienen abiertos pese a la crudeza del invierno oscense.



Y, por fin, os mostramos Santiago. No se puede contar. Cada peregrino sabe cómo ha vivido esta experiencia: es inolvidable. Santiago es una pequeña ciudad encantadora; merece la pena por sí misma. En la plaza encontrarás mujeres que te ofrecerán alojamiento, por no demasiado dinero, en casitas diminutas y viejísimas, muy céntricas, donde dormir en una cama de verdad puede llegar a ser una aventura. ¡Es mucho mejor de lo que suena!


Pero si aun tienes ganas de andar, o tienes tiempo y otros medios para llegar, puedes acercarte hasta Muxía, que algunos consideran el auténtico final del Camino, más concretamente el monasterio de La Barca. Os dejamos una fotico también. Es un paraje lleno de leyendas (y supersticiones), consigue que alguien te las explique.



No puedes perderte lo que para nosotros es el verdadero final, si es que en realidad eso existe, del Camino. Finisterre es un pueblecito de pescadores que tiene algo májico. Las etapas para llegar desde Santiago hasta allí son muy largas, unos 32km, pero realmente merece la pena (si no tienes tiempo, ve en bus; aunque no es lo mismo, no te arrepentirás). Quédate a ver atardecer en los alrededores del faro, pero, por favor, no hagas fuego.

Antes de abandonar esta entrada que me está poniendo melancólica (quien ha hecho el Camino probablemente entienda el cosquilleo que ahora tengo en la planta de los pies, que me pide levantarme de la silla y meter alguna cosilla: el saco, la esterilla y poco más, en mi mochila, calzarme mis botas y echar a caminar), quiero pedir perdón a los Amigos del Camino por si he dado alguna información incorrecta (me mueve más el corazón que la memoria al escribir estas frases) y mandar un enorme abrazo a tod@s l@s que nos han acompañado en cada etapa. Con permiso de los hombretones: chicas sois las mejores, nunca os olvidaré.

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