jueves, 3 de febrero de 2011

Viajes y rutas: Albarracín, descubriendo Teruel




El color de sus muros es inconfundible, ¿verdad? Uno de los pueblos que nos encanta es éste: Albarracín, que merece la pena por sí mismo. Sin embargo, como eso ya lo sabe todo el mundo, os recomendamos no quedaros sólo con sus estrechas calles o el recorrido de sus murallas sino que vayáis más allá. Muy cerquita, la sierra de Rodellar, esconde pinturas ruprestres muy interesantes en abrigos protegidos por pinares entre los que grupos de escaladores muy curiosos trepan por rocas, no muy altas pero sí de gran dificultad, con enormes colchonetas a la espalda...
Por esa misma zona os sorprenderá la Cascada Batida de Calomarde, que da una idea de cómo algo tal "blando" como el agua pude esculpir majestuosamente algo tan "duro" como la roca. Además, podéis visitar el nacimiento del río Tajo, donde enormes esculturas le quitan protagonismo al acontecimiento natural. Nosotros también echamos un vistazo a una sima cercana (todos estos recorridos aparecen a la entrada del pueblo en un panel informativo)
No te pierdas: un bar que se llama El Molino del Gato: es realmente un molino reahbilitado y el agua pasa bajo tus pies. La decoración es como si estuvieses en casa de tus parientes, muy acogedor.
Si no tienes tiempo: deberás regresar otro fin de semana a Teruel capital, que merece la pena por sí misma (aunque no está nada mal conocer también Dinóplois). Además, como dice una amiga mía, siempre puedes aprovechar una de sus festividades para visitarlo, ¡qué de eso no les falta!

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