domingo, 12 de diciembre de 2010

Pirineo: Cuando la boira preta...

Cuando hablamos de un pueblo bonito del Pirineo, no nos referimos a pueblos con grandes urbanizaciones de casas de piedra de reciente construcción con sus garages y sus tejados alineados como podríamos ver en las ciudades. Nos referimos a estos pueblos que conservan sus fachadas originales de piedra con sus tejados irregulares de vieja pizarra y sus chamineras enormes humeantes con olor a leña. De persianas enrollables, de grandes geranios en las ventanas, de calles empedradas mojadas por la humedad de la zona. Un ejemplo son Ansó y Echo que toman el nombre de estos dos valles tan especiales de nuestro Pirineo.


Pirineo, en concreto una de Echo, con su arco de piedra y su puerta de madera, las flores en las ventanas y la gran chimenea presidiendo la casa.



Desde Ansó y en dirección Norte, nos adentramos en un precioso valle cerrado, el valle de Zuriza, que al llegar al final de este se abre para mostrarnos la belleza de este paraje, libre de pistas de esquí alpinas y de construcciones destructoras de la montaña. En la foto se puede ver una pequeña muestra de naturaleza en estado puro.




Bienvenidos a La Boca del Infierno, una profunda garganta que se encuentra en el interior de la Selba de Oza. La carretera discurre por la orilla de esta garganta y dispone de algún pequeño apartadero para dejar el coche y asomarnos con cuidado a este espectacular paso.
La Selba de Oza es uno de los bosques más poblados del Pirineo y la mezcla de colores ocres de las hojas de sus hayedos en otoño debería considerarse una de las maravillas naturales de la humanidad.



Selba de Oza podemos encontranos con extensas praderas donde libremente pastan vacas y caballos y donde la boira comienza a pretar

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