Él le escribía mil cartas
que ella nunca respondía.
Eran cartas con amor
y faltas de ortografía.
En laberintos de letras
se perdía a cada instante.
Sus mensajes tropezaban
con todas las consonantes.
Nunca encontraba la erre
y le faltaban las comas
o en lugar de usar la ge
ponía siempre la jota.
En el mar de las palabras
naufragaba cada día
su amor que no respetaba
las reglas de ortografía.
Necesitaba la zeta
para poder abrazarla.
Con las haches que sobraban
sería imposible amarla.
Enredado en alfabetos,
buscaba su corazón
cómo decir que la amaba
sin signos de puntuación.
Con litros de tinta verde
lo ayudaba la maestra
y corregía las cartas
que no tenían respuesta.
Pero ella seguía ignorándolo
y él decidió hablarle un día.
(Al fin y al cabo no hablaba
con faltas de ortografía).
Le dijo que la quería
con todo el abecedario.
Prometió estudiar las reglas
y comprarse un diccionario.
Ella aceptó y los dos juntos
escriben desde ese día
su hermosa historia de amor
sin faltas de ortografía.
Vicent Camps
Madre mia, que susto me he llevado, al ver las faltas de ortografia, y resulta que lo has hecho a posta, jajaja, precioso el poema, me lo regalas para mi blog, espero tu respuesta, besos.
ResponderEliminarUna vez leí en un libro ( "El cartero de Neruda") que la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita. Este poema me lo envió mi amiga Marta, aun no sé bien si con intención o sin ella ;) y me sentí muy identificada... jeje... ¡Úsalo si te ocurre lo mismo! Si yo fuese la autora me sentiría orgullosa de verlo en tu blog, espero que el señor Vicent Camps piense lo msmo.
ResponderEliminarBs.